Las sendas nacen a fuerza de pasar las personas, una y otra vez, por el mismo lugar.
Antiguamente, la necesidad de desplazarse a pie de un sitio a otro, empujaba al hombre a buscar, a ser posible, el trayecto más fácil y más corto, aunque no siempre era posible unir ambas cosas cuando se trataba de terrenos escarpados como el de las montañas.
Antes de que existiera el Camí de Fontalbres, el desplazamiento hasta las casas de labranza ubicadas a los pies del Reconco, se hacía por la senda que nace a espaldas del santuario y que, recorriendo Les Llometes de la Maredeu, discurría entre Els Cabecets de la Plata y La Cresta del Pollastre, para desembocar ya próximo a la finca de la Casa de Bobo, antes conocida como la Casa del Collado.
La senda discurre principalmente
por suelo rocoso y en gran parte de su trayecto, siguiendo la cima de los
distintos cabezos montañoso.
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Senda a su paso por las lomas de la Virgen |
Por ella sólo pueden transitar las personas a pie
o como se hacía antiguamente, a lomos de algún animal. En Biar, prácticamente
no había caballos. Suerte tenía aquel que contaba con alguna mula o un
burro.
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Fuente: Libro de Fiestas de 2016 |
Esta ruta contaba con una
dificultada añadida a la del suelo escabroso y era la existencia de un peñasco justo
en medio de su trazado, conocida como "la penyeta mala", en un tramo de pendiente pronunciada. Para las personas, es un problema fácil de resolver, basta con bordearlo y pasar con cuidado.
Otra cosa muy distinta es cuando
uno hace el viaje acompañado de una mula o un burro. Dile a la primera, con lo
terca que es, que se desvíe un poco para bordear una piedra. O como al otro le
dé por pensar “hasta aquí llego yo”, va uno listo. Porque lo de “ser más terco
que una mula” o “las paradas de burro” son algo más que refranes.
La mulas y mulos eran muy
difíciles de adiestrar y su carácter desobediente se intentaba
limar a base de palos.
El caso de los burros era otro ya que son animales más bien dóciles y fáciles de montar, de andar lento y tranquilo. El inconveniente es que no reacciona bien a las situaciones nuevas y si después de un
trayecto en línea recta se le exige desviarse, entonces vienen los problemas. Se para con la misma terquedad que su pariente la mula, y hasta que no
se hace a la nueva situación no prosigue.
Las anteojeras
precisamente intentaban solucionar este tipo de problemas ya que con ellas, el
burro sólo veía justo lo que tenía delante e impedían cualquier distracción que pudiera alterarlo. También se les ponía cuando trabajaban en las norias para evitar que se marearan.
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Burro con anteojeras de esparto |
Este lugar acabó siendo una
referencia a la hora de ubicarse por la zona porque era un sitio que todos
conocíamos.
Con el tiempo se abriría un nuevo camino para carros desde el puerto de Biar que recorría el corredor que queda a los pies del Reconco y que llegaba hasta al Casa del Xorro, quedando poco a poco en desuso la antigua senda. Con él se acabaron los disgustos con las mulas y burros, al menos cuando se trataba de ir a aquella zona.
Hoy en día por la penyeta mala pasan los senderistas que siguen la ruta PR- CV 55, que discurre por esta senda, sin ser conscientes de su existencia.
Tramo de subida hacia la Penyeta Mala en dirección a Fontalbres |