Cuando mi padre tuvo que irse de la Fonsanta durante la Guerra Civil, alquilamos una casa en la Calle Carriles (Carrer dels Carrills), en el actual número 27, lugar en el que pasé mi infancia desde los 7 a los 10 años.
Esta casa, al igual que en otras de la zona del castillo, tenía en su interior una pequeña cueva de la que se extraía la arcilla que se empleaba para la fabricación de piezas de cerámica, como las típicas "olles de terrella", palabra hoy en día en desuso y que se utilizaba para calificar el tipo de tierra que no era buena para el cultivo.
En Biar, durante siglos, ha habido una gran tradición ceramista y alfarera de la que ha quedado constancia en libros de distintas épocas:
1564 Martí de VicianaLibro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia. |
1797 Antonio Josef Cavanilles
Observaciones sobre
la Historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de
Valencia
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1850 Pascual Madoz Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar |
Esta actividad, con el transcurso del tiempo, fue dejando su huella en el punto de la calle que se conoce como l'Altet dels Carrills ya que era el lugar donde se iban tirando los restos de piezas mal cocidas y los desperdicios que se generaban. Hace algunos años un grupo de arqueólogos estuvo sacando restos de este lugar en busca de alguna pieza que pudiera tener valor histórico.
A la Calle de los Tejares se puede acceder desde tres puntos distinto, dos ubicados en el propio Carrer Carrills y el tercero por detrás de la actual Casa de los Pasos.
Acceso desde la casa Los Pasos |
De las otras dos entradas a la calle, una está a la altura de la Font de Sant Pere y la otra cerca de la Porta Reial de Xativa.
Entrada en las proximidades de la Porta de Xàtiva |
Entrada desde la Font de Sant Pere |
La calle Carrills, anteriormente se había conocido como el Carrer dels Canterers ya que aquí se encontraban la mayoría de fábricas de botijos y cántaros de la villa.
Volviendo ya a mis recuerdos de infancia, al bajar desde la Font de Sant Pere hacia la Calle de los Tejares, lo primero que había era un trillar conocido como l’Era del Coixo Notari, perteneciente a D. Eduardo Martínez. En su lugar encontramos actualmente algunos locales.
Vista actual de la era y fotografía aérea de 1946 cuando todavía existía. (c) Instituto Geográfico Nacional |
Allí pasaba yo las horas muertas cuando no estaba en el colegio, intentando atrapar algún gorrión con un par de cepets o trampas que tenía y que entonces eran legales.
A "parar cepets" me había enseñado Fabián, un chaval de Castalla que entró a trabajar en la Fonsanta cuando los hombres fueron llamados a la guerra, teniendo yo sólo 5 años en aquel entonces. Tengo que reconocer que rara vez conseguí coger una pieza.
Enfrente de la era está la senda Trenca Canters que permitía acceder al Barranc dels Molins que discurre por la parte baja, desde la salida del pueblo a través de El Portell.
Por esta senda comenzamos la primera parte de la ruta por la Sierra de Fontanelles.
Como contaba en aquello ocasión, posiblemente reciba este nombre por su difícil trazado que en más de ocasión provocaría la rotura de los cántaros cuando se bajara hasta la Fonteta del Moro a por agua.
Siguiendo ya por la Calle Tejares, después de la era estaba El Teularet de Coll, en el que se fabricaban tejas y ladrillos. Hoy en día sólo quedan unos restos de lo que fue el horno.
Cepet o trampa |
Niños poniendo trampas o parant cepets |
Antigua salida de la villa por el Portell |
Senda Trenca Canters
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Siguiendo ya por la Calle Tejares, después de la era estaba El Teularet de Coll, en el que se fabricaban tejas y ladrillos. Hoy en día sólo quedan unos restos de lo que fue el horno.
Ejemplo de antiguo Tuelar |
La arcilla que utilizaban para su fabricación se extraía allí mismo, justo en uno de los márgenes de la fábrica de tejas, en una excavación de grandísimas proporciones que con el tiempo se fue rellenado con escombros.
Hacia el final de la calle había una alfarería que era conocida como la del Tio Ximo (Joaquín García) y de la que hoy apenas quedan restos.
Trabajos tradicionales de una alfarería |
Tio Ximo
Alfarería del tio Ximo. Fotos publicadas por Cristobal Sarrió Lledó
Solar en el que se encontraba la antigua alfería del Tio Ximo |
Imagen aérea de 1973 cuando aun estaba en pie la alfarería. (c) Instituto Geográfico Nacional |
Ésta fue una de las fábricas a las que mi padre suministraba leña para el horno. Era, como dirían ahora, un emprendedor. En 1947, teniendo yo 15 años, había adquirido por subasta el derecho a extraer leña en algunos montes junto con su hermano Ramón y con la ayuda económica de Paco Candela que era el socio capitalista, para lo que tuvieron que adquirir un carretón.
Por aquella época también tenían entre los tres un camión GMC americano que en este caso había sido utilizado por los rusos en la Segunda Guerra Mundial. Una vez finalizada la misma, los americanos los vendieron por toda Europa como camión de carga y mi padre y sus socios vieron la oportunidad para montar un negocio de transporte.
Camión GMC usado ruso de 10 ruedas usado durante la guerra, similar al de mi padre |
Ubicación del Carrer dels Horts |
Carrer dels Horts. La fábrica de yeso estaba en a segunda casa a mano izquierda |
Para el suministro de leña a los hornos del pueblo tenían contratados carreteros y en uno de los viajes a la alfarería del Tio Ximo, uno de ellos tuvo un incidente cuando intentaba llegar desde el Carrer Carrills por la entrada próxima a la Puerta de Xàtiva.
En aquella ocasión la carga era tan voluminosa que el carretón se quedó atascado en la parte más estrecha del callejón y no iba ni para adelante ni para atrás. Era el problema de los carros, lo más sofisticado que podían llegar a tener era un freno, pero nada que permitiera acelerar o dar marcha atrás.
El carretero vino a pedir ayuda pero ese día no estaban mis padres así que mi primo y yo nos hicimos cargo de la situación. Pensamos aquello de que "a grandes males, grandes remedios" y decidimos coger el camión (yo con 15 años y sin carnet de conducir) y cuesta arriba dirigirnos hacia el lugar en el que había quedado el carretón atrapado.
Me coloque justo detrás y le indique al carretero que cuando yo hiciera sonar el claxon, tirara de las mulas hacia delante. Así lo hicimos y dando un acelerón empotre el morro del camión en la parte trasera del carretón con la suficiente fuerza como para hacerle avanzar y, afortunadamente, sin arrollar a las pobres mulas que hacían lo que podían.
La aventura terminó felizmente y ya sólo me quedó salir del callejón marcha atrás ya que por sus dimensiones era imposible girar con él, para guardarlo otra vez en la cochera.
En esta ocasión el camión nos fue de gran utilidad pero éste fue uno de los negocios que casi les supuso la ruina económica, pero eso es parte de otra historia.