viernes, 23 de octubre de 2015

Una familia de cazadores





Conservo muy pocas fotos de mi padre ya que antiguamente ni había medios ni costumbre, únicamente para momentos o situaciones señaladas se hacía uno fotos. Y es curioso que de las pocas, dos estén relacionadas con la caza. 



Mi padre, el tio David, es el quinto de derecha a izquierda. La foto fue tomada el mismo día
 que la anterior y en ella vemos otra vez al Tio Carrillo, al Tio Valen, el Tio Vitores, el Tio Perol,
Tonet Banyerut, Pablo el Sort, el Andaluz, entre otros.
Aunque quizá no sea tan curioso, ya que entre las piezas del ajuar de boda que aportaba mi padre al matrimonio eran una escopeta, un carro y una mula. Esta era la dote que mi bisabuelo dio a todos sus hijos.

Foto de boda de mis padres, conocidos por todos como el Tío David y la Tía María.

Dicho sea de paso, mula y escopeta que le fueron confiscados durante la Guerra Civil, lo que hizo que a la finalización de la contienda, no pudiera continuar con su trabajo de mulero en la finca de la Fonsanta, ya que no tuvo la suerte, como otros, de localizarla. 


La afición por la caza suele heredarse de padres a hijos (ahora ya menos) y tanto mi hermano Pedro como yo, lo hemos sido, así como mi hijo David. Afición que ya parece que nadie más en la familia va a seguir porque los tiempos cambian y la manera de ver las cosas también.

Los cazadores de Biar nos veíamos obligados a salir fuera del pueblo a comprar cartuchos. Como por motivos de trabajo me desplazaba con frecuencia a Valencia, solía comprar para mí o por encargo de otras personas en esa ciudad. 
Con mis hijas Mª Ángeles y Ana y mi hijo David


Fue cuando pensé que igual era una buena idea vender cartuchos por mi cuenta y acabé liando a mi madre, la Tía María, para que fuera ella quien lo hiciera en su propia casa, ubicada al final de la Barrera, antes de desembocar en la calle Santa Ana.
La casa de mis padres con su aspecto actual.


Junto con los cartuchos vendía chucherías y alguna revista. Este sería el inicio de la Armería Gimeno que durante muchos años fue propiedad mía y que la gente recuerda porque allí se vendía de casi todo, siendo una mezcla de armería, tienda de de deportes, juguetería, quiosco, papelería y seguro que varias cosas más. Cuando me hice cargo de ella la monté en la calle de San Cristobal, hoy en día una de las principales calles comerciales de Biar, pero que entonces quedaba casi en la periferia del pueblo.
Foto a la altura de la armería, en un día de celebración, la festividad de San Cristobal.

Hoy la tienda forma parte del recuerdo de la familia y de mucha gente.

Nadie diría que bajo estos frondosos arbustos se esconden los dos expositores que teníamos para los libros, de la Editorial Bruguera y de la Editorial Planeta.