domingo, 21 de febrero de 2016

Ruta a la Casa Forestal de Benassait



Guarda forestal de principios del siglo XX


Desde el camino de subida al Santuario de la Virgen nos desviamos por el Camí de la Fontsanta hasta llegar a la Casa de Ventura. 

(c) Instituto Cartográfico Valenciano

Casa de Ventura


Desde ésta cogemos el Camí dels Pasos que pasa por el muro del Hortet del Marqués, con el que cruzamos al otro lado de la Rambla dels Molins

Muro exterior de L'Hortet del Marqués, a espaldas de la Casa de Ventura
Primero pasaremos por delante del Hortet de Santo y después de la Casa dels Lluïsianos, casas que ya sobrepasamos en una ruta anterior desde el otro lado de la rambla. En esta ocasión, el camino que seguimos discurre por delante de ambas.

(c) Instituto Cartográfico Valenciano
Hortet de Santos

Casa dels Lluïsianos

Cueva y restos de calera que encontramos dentro de esta última finca
Un poco más arriba de la Casa dels Lluïsianos el camino se bifurca. Tomamos el tramo que se desvía hacia la derecha. Desde una posición más elevada vamos siguiendo el trazado de la Rambla dels Molins, atravesando la zona conocida como Buenos Aires.

Sin abandonar el sentido de nuestra marcha nos dirigimos a la zona que actualmente se conoce como Las Lomas de Jara, en la que curiosamente no hay ni lomas ni tampoco jaras.

Vistas de la Penya Tallà desde el camino
(c) Instituto Cartográfico Valenciano

Área recreativa Las Lomas de Jara y camino de acceso
Finalmente llegamos al Camí de Benassait al que nos incorporamos para seguir en sentido ascendente.


Punto en el que nos incorporamos al Camí de Benassait

A los pocos metros está en lo alto la Casa de Campaneta. Cuentan que este nombre se debe a que tenía una pequeña campana que se tañía para avisar a los trabajadores de la finca cuando llegaba la hora de comer.
Casa de Campaneta
En la siguiente curva encontramos una gran roca conocida como el Cantal de Botifarra y un poco más arriba dejamos a nuestra izquierda la Caseta de Segura.

Cantal de Botifarra


Caseta de Segura

Varias curvas después podemos ver a nuestra derecha el Cantal del Llamp. Esta piedra de gran tamaño originalmente estaba en lo alto de la cresta y las lluvias la fueron desplazando hasta su posición actual. Según me relataba mi padre está partida en dos como consecuencia del impacto de un rayo, dando así origen a su nombre.
Cantal del Llamp

Seguimos andando hasta llegar a un pequeño barranco que discurre de izquierda a derecha, cuyo trazado seguimos hasta su nacimiento, en el que antiguamente había un pequeño manantial de agua conocido como El Tolmet que, al igual que otros muchos, hoy en día está seco. Aunque su nombre correcto es Tormet (referido a un peñasco de pequeño tamaño) con el uso ha derivado en esta otra forma, que aparece recogida en los mapas oficiales.


(c) Instituto Cartográfico Valenciano




A la izq. Cabecet y Barranc del Tolmet.  A la dcha. Nacimiento del Tolmet cuando aun brotaba agua. Foto cedida por Juanjo Sanchis Torres
Volvemos al Camí de Benassait y en la zona más elevada está la Casa Forestal, que fue construida allá por los años 31 o 32. 

Caseta Fortestal vista desde la parte baja del camino


 Mi padre y su hermano Batiste, con su carro llevaron parte de las piedras para su construcción. En aquella época no había prácticamente medios de transporte y se echaba mano de las personas que disponían de carros y mulas. Por ese mismo motivo, él bajaba con una tartana a Villena a recoger al Ingeniero de Montes, Don Ezequiel González Vázquez, que llegaba en tren procedente de Alicante.

D. Ezequiel González Vázquez (bufanda blanca) muchos años después, en 1955.
Fuente:  EZEQUIEL GONZÁLEZ VÁZQUEZ (1884-1961) Y LAS REDES INTERNACIONALES FORESTALES
Este ingeniero, natural de Madrid, tuvo que huir de la capital durante la Guerra civil desplazándose a la ciudad de Alicante con su mujer y sus seis hijos, ya que allí vivía un hermano de su mujer. Los dos últimos años de la guerra estuvieron viviendo de forma permanente en la casa forestal de Biar, sin luz ni agua corriente, pasando mucha miseria pese a sus orígenes. Con los años, tanto el padre como los hijos llegaron a ser figuras destacadas en distintos campos:


Alguno de ellos aún recuerda en su biografía los tiempos en que se veían obligados a buscar frutos silvestres en nuestros montes e incluso alimentarse con cortezas de árboles.

Tartana que se conserva en el Museo Etnográfico de Biar, similar a la que utilizaba mi padre
Finalizamos aquí esta ruta pero las tres siguientes tendrán como punto de partida esta caseta forestal.